estás Tú, Señor,
como muerto
naciendo a la vida.
en cada hora de mi corazón
se me escapa la muerte que viene.
y el alma me galopa desbocada
más aprisa que mi ser
pisa cada hierba del camino de la vida.
pero Tú estás siempre en lo hondo
aunque yo casi, Señor, no puedo verlo.
Tú, sereno, en mi vida agitada.
Tú, inmutable, en mi vida galopada.
Tú, tranquilo, en mi vida apasionada.
Tú, intocable, en mi vida tentada.
Tú, glorioso, en mi vida fracasada.
Tú, principio y fin,
alfa y omega,
en mi vida sin rumbo, ni fe, ni camino, ni meta,
sin principio ni fin,
sin amor, ideal, ni esperanza.
porque cada mañana me propongo
lo que siempre Tú sabes que dejo de cumplir,
y cada tarde ansío cada mañana
para hacer lo que nunca, aunque propuesto, hago.
y sin embargo Tú sigues ahí en mi vida,
sereno, inmutable, tranquilo,
glorioso, intocable,
y alfa y omega.
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